El libro El poder de los hábitos de Charles Duhigg es una de esas obras que cambian por completo tu forma de pensar y actuar.
Un best seller recomendado para todos los que buscan cambiar sus hábitos y mejorar la productividad.
Destacado por su simplicidad para explicar un tema tan complicado como son los hábitos.
Y es que todas las decisiones que tomamos a diario, como ahorramos, lo que decimos, levantarnos temprano, todo son conductas en “modo piloto”.
Resumen El poder de los hábitos
El poder de los hábitos se resume muy bien en su título: por qué hacemos lo que hacemos en la vida y los negocios.
Charles Duhigg, es un reportero del New York Times, su obra fue publicada en febrero de 2012 por Random House.
Dentro de esta se explora la ciencia de cómo se crean y modifican los hábitos.
Empodera al lector con responsabilidad para cambiar nuestros hábitos malos por hábitos buenos y edificantes.
Parece algo fácil de hacer en teoría, pero resulta ser mucho más complejo y requiere mucho más que solo fuerza de voluntad.
Los hábitos son la razón por la cual existen personas con problemas de alcohol, adictos al juego, y demás conductas autodestructivas.
Para cambiar nuestros hábitos, primero debemos entender que son los hábitos, la fórmula de estos y luego cambiarlos con nuevos hábitos.
Un hábito jamás puede eliminarse, solo podemos cambiarlo por otro y siempre estará hay.
Qué es un hábito
Un hábito es una tarea que realizamos tantas veces que termina siendo automática, no pensamos para ejecutarla.
Por ejemplo, al despertarnos no pensamos si pisar el piso con el pie derecho o el izquierdo o lavarnos los dientes empezando por arriba o por abajo.
La mitad de cosas que hacemos al día son hechas por los hábitos, el cerebro toma más de mil decisiones diariamente y para evitar agotarse queda en modo piloto.
De esta forma ahorra energías y puede centrarse en toma de decisiones transcendentales como un plan de negocios.
Los hábitos son tan poderosos que el cerebro los usa hasta por encima del sentido común.
El problema radica cuándo tenemos hábitos negativos y controlan nuestras vidas.
Cómo funciona El bucle del hábito
Charles Duhigg dice que el hábito se compone de tres elementos, los cuales forman el bucle del hábito:
- La señal: Es la que activa el hábito. Estas pueden ser visuales, una emoción, pensamientos o personas.
- La acción o rutina: Es lo que hacemos al ver la señal. Las rutinas pueden ser simples o complejas.
- La recompensa: Es lo que obtenemos por haber hecho la acción. Los premios pueden variar desde comida, emociones, alcohol, etc.
Es un ciclo, ya que al recibir como recompensa algo que nos gusta, estamos motivados a seguir realizando la rutina.
Por ejemplo, un ratón en el experimento al presionar el botón recibe comida, entonces la próxima vez volverá a presionar para obtener la recompensa, y así sucesivamente.
Entre más satisfactoria es la recompensa, más veces haremos la rutina, y entre más frecuente lo hagamos, termina siendo automático.
Es decir, el cerebro detecta la señal, la rutina se activa de manera automática y la recompensa aparece.
El problema es que estos hábitos se forjan durante nuestra vida sin darnos cuenta.
Por último dice el autor para tener un ciclo de hábito completo necesitamos el anhelo. Es ese vínculo que aparece entre la recompensa y la próxima señal.
El anhelo es esas ganas de volver a hacer el hábito ya que la recompensa fue muy buena.
Por esta razón con solo imaginarnos una deliciosa comida chatarra, tenemos el anhelo de comerla. El cerebro ya sabe lo delicioso de la recompensa, aun cuando sea perjudicial para la salud.
Los hábitos pueden ser buenos o malos, al cerebro no le importa. El cerebro no sabe si fumar es bueno o no, simplemente desea la recompensa.
Así es que se crean las adicciones, al crearse estos malos hábitos quedan para siempre en el cerebro haciendo difícil cambiarlos.
Qué hacer para crear nuevos hábitos buenos
Ya conocemos el ciclo del hábito, sabemos que tiene tres variables: señal, rutina y recompensa.
Estas son las que debemos modificar para crear nuevos hábitos en nuestra vida y los negocios.
Lo primero es reconocerlos en nuestro día a día.
Encontrando la señal
Primero debemos buscar la señal que activa el hábito, estas pueden ser fáciles de encontrar.
Solo debemos ver en que momento se activa, pueden ser:
- Durante la oficina en horas de poco trabajo.
- Cuando recibimos una notificación en el smartphone.
- Al subir al carro.
- Tras llegar a casa.
- Un libro que tenemos al lado de la cama.
- La sensación de hambre luego de varias horas frente al computador.
- Los dulces que se encuentran al lado de las frutas.
El punto es que debemos reconocer la señal que nos hace realizar la rutina.
Por ejemplo, todos los días sales a las 4:00 pm para fumar un cigarrillo, y te quedas 15 minutos hablando con tus compañeros en la zona de fumadores.
¿La señal es la hora?, ¿las ganas de fumar? o simplemente el querer conversar con tus compañeros de trabajo.
Modificando la recompensa
Ya sabemos que obtenemos un premio al realizar la rutina puede ser la sensación de fumar, aprobación social al hablar con compañeros o salir del aburrimiento.
El problema es que los malos hábitos tienen recompensas inmediatas y los buenos hábitos a largo plazo.
Podrías cambiar la recompensa por comer una fruta, ir a hablar directamente con un amigo o llamar por teléfono a tu pareja para recargarte.
Cambiando la rutina
Llega la parte más fácil del hábito, y es que al saber la señal y la recompensa, cambiar la rutina es sencillo.
La actividad puede cambiarse por cualquier cosa, fumar puede ser ejercicio.
Los chocolates pueden ser frutas.
Tomar alcohol puede ser reuniones con amigos.
Es posible eliminar un hábito negativo
Ya sabemos cómo se crean los hábitos sin importar sean buenos o malos, todos tienen una señal, una rutina y una recompensa.
Adicionalmente cuentan con un anhelo, la sensación de querer realizar nuevamente el hábito para la recompensa.
El autor presenta la regla de oro de los hábitos:
Un hábito malo se puede cambiar manteniendo la misma señal y la recompensa, pero, reemplazando la rutina.
La señal y la recompensa ya están grabadas en el cerebro haciendo que sea muy difíciles modificarlas.
Es mucho más fácil cambiar la rutina, por ejemplo, ese chocolate o postre después de almuerzo.
Para muchas personas este es un hábito cuya señal se da luego de almorzar y la recompensa puede ser calmar una ansiedad al tener anhelo de dulce o que el chocolate nos produce alegría.
Para cambiarlo aplicando la regla de oro de los hábitos debemos buscar una rutina que produzca la misma recompensa. Como puedes sentirte feliz o saciar tus ganas de dulce sin comer ese postre.
Cómo aplicar los hábitos a los negocios o emprendimientos
En las empresas existen hábitos corporativos que se dan con el tiempo, a veces sin darnos cuenta.
Por ejemplo, nunca corrijas a tal persona porque no le gusta.
Si algo va a salir mal, espera, y luego lo arreglas para que te valoren.
Cambiar los hábitos de las organizaciones hace que aumente la productividad.
En tu Startup o negocio debes encontrar la señales que desmotivan, impiden la productividad y el bajo rendimiento.
Luego, encuentra la recompensa, hacer flojera, esperar que el tiempo pase para recibir pago a fin de mes y por último cambiar la rutina.
En vez de trabajar por dinero, motívalos con un ascenso o reconocimiento público.
Lecciones del libro El poder de los hábitos de Charles Duhigg
Lección 1
El ciclo del hábito, todo comportamiento repetitivo está compuesto de una señal, una rutina y una recompensa.
Aplica el bucle de los hábitos para desarrollar hábitos buenos en tus empresas.
Lección 2
La regla de oro de los hábitos, un hábito solo puede cambiarse manteniendo la señal y la recompensa, modificamos la rutina.
Cambia la acción repetitiva, pero mantén o mejora la recompensa para la organización.
Lección 3
La fuerza de voluntad no es nada sin la creencia de algo mayor.
Esta es la razón por la cual Alcohólicos Anónimos tiene tanto éxito, necesitas esa creencia en Fé para mantenerte ante la recaída de un hábito negativo.
Tener al lado un mentor que permite potenciar el talento de los empleados, sobre todo tras un fracaso empresarial, es vital para su crecimiento profesional.